Poesías inolvidables |
Pensamientos de Epicuro de Salmo |
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¿Dios está dispuesto a prevenir la maldad pero
no puede? Entonces no es omnipotente. ¿No está dispuesto a prevenir la maldad,
aunque podría hacerlo? Entonces es perverso. ¿Está dispuesto a prevenirla y además
puede hacerlo? Si es así, ¿por qué hay maldad en el mundo? ¿No será que no está
dispuesto a prevenirla ni tampoco puede hacerlo? Entonces, ¿para qué lo
llamamos Dios?
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¿Dioses? Tal vez los haya. Ni lo afirmo ni lo
niego, porque no lo sé ni tengo medios para saberlo. Pero sé, porque esto me lo
enseña diariamente la vida, que si existen ni se ocupan ni se preocupan de
nosotros.
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El cuerpo, en lances de amor, es parte
indispensable del alma.
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El hombre es rico desde que se ha familiarizado
con la escasez.
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El más grande fruto de la serenidad del alma es
la justicia.
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El que no considera lo que tiene como la
riqueza más grande, es desdichado, aunque sea dueño del mundo.
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El sabio no se esforzará en dominar el arte de
la retórica y no intervendrá en política ni querrá ser rey.
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No es verdaderamente impío el hombre que niega
los dioses que la multitud venera, sino aquél que afirma de los dioses lo que
la multitud cree de ellos.
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¿Quieres ser rico? Pues no te afanes por
aumentar tus bienes, sino en disminuir tu codicia.
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Retírate dentro de ti mismo, sobre todo cuando
necesites compañía.
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La autarquía y la anarquía, los mayores frutos
de la autonomía.
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Nadie, al ver el mal, lo elige, sino que se
deja engañar por él, como si fuera un bien respecto a un mal peor.
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Lo insaciable no es la panza, como el vulgo
afirma, sino la falsa creencia de que la panza necesita hartura infinita.
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Todo el mundo se va de la vida como si acabara
de nacer.
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Quien un día se olvida de lo bien que lo ha
pasado se ha hecho viejo ese mismo día.
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El que menos necesita del mañana es el que
avanza con más gusto hacia él.
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También en la moderación hay un término medio,
y quien no da con él es víctima de un error parecido al de quien se excede por
desenfreno.
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Límite de la grandeza de los placeres es la
eliminación de todo dolor. Donde exista placer, por el tiempo que dure, no hay
ni dolor ni pena ni la mezcla de ambos.
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Comamos y bebamos que mañana moriremos
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Las enfermedades duraderas proporcionan a la
carne más placer que dolor.
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Fuente:
Máximas capitales, IV.
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La necesidad está dentro del mal, pero no hay
causa, racional, alguna de vivir con necesidad.
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Fuente:
Exhortaciones, 9.
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Nada es suficiente para quien lo suficiente es
poco.
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Fuente:
Exhortaciones, 68.
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Que nadie, mientras sea joven, se muestre
remiso en filosofar, ni, al llegar a viejo, de filosofar se canse. Porque, para
alcanzar la salud del alma, nunca se es demasiado viejo ni demasiado joven.
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Fuente:
Carta a Meneceo, 122.
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Quien afirma que aún no le ha llegado la hora o
que ya le pasó la edad, es como si dijera que para la felicidad no le ha
llegado aún el momento, o que ya lo dejó atrás.
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Así pues, practiquen la filosofía tanto el
joven como el viejo; uno, para que aún envejeciendo, pueda mantenerse joven en
su felicidad gracias a los recuerdos del pasado; el otro, para que pueda ser
joven y viejo a la vez mostrando su serenidad frente al porvenir.
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Debemos meditar, por tanto, sobre las cosas que
nos reportan felicidad, porque, si disfrutamos de ella, lo poseemos todo y, si
nos falta, hacemos todo lo posible para obtenerla.
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Fuente
de las 3 últimas: Carta a Meneceo, 123.
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Acostúmbrate a pensar que la muerte para
nosotros no es nada, porque todo el bien y todo el mal residen en las
sensaciones, y precisamente la muerte consiste en estar privado de sensación.
Por tanto, la recta convicción de que la muerte no es nada para nosotros nos
hace agradable la mortalidad de la vida; no porque le añada un tiempo
indefinido, sino porque nos priva de un afán desmesurado de inmortalidad.
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Es estúpido quien confiese temer la muerte no
por el dolor que pueda causarle en el momento en que se presente, sino porque,
pensando en ella, siente dolor: porque aquello cuya presencia no nos perturba,
no es sensato que nos angustie durante su espera.
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La muerte es una quimera, pues cuando yo estoy,
ella no está; y cuando ella está, yo no.
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Otra versión: La muerte es una quimera: porque
mientras yo existo, no existe la muerte; y cuando existe la muerte, ya no
existo yo.
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Otra versión: La muerte, temida como el más horrible
de los males, no es, en realidad, nada, pues mientras nosotros somos, la muerte
no es, y cuando ésta llega, nosotros no somos.
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Otra versión: ¿Por qué temer la muerte?, si
mientras existimos, ella no existe y cuando existe la muerte, entonces, no existimos
nosotros.
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Así pues, la muerte no es real ni para los
vivos ni para los muertos, ya que está lejos de los primeros y, cuando se
acerca a los segundos, éstos han desaparecido ya.
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Fuente
de las 7 anteriores: Carta a Meneceo, 125.
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El que exhorta al joven a una buena vida y al
viejo a una buena muerte es un insensato, no sólo por las cosas agradables que
la vida comporta, sino porque la meditación y el arte de vivir y de morir bien
son una misma cosa. Y aún es peor quien dice:
"bello es no haber nacido pero, puesto que nacimos, cruzar cuanto antes las puertas del Hades" Si lo dice de corazón,
¿por qué no abandona la vida? Está en su derecho, si lo ha meditado bien. Por
el contrario, si se trata de una broma, se muestra frívolo en asuntos que no lo
requieren.
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Fuente: Carta a Meneceo,
126.
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El placer es el principio y el fin de una vida
feliz.
· Fuente: Carta a Meneceo, 128. (Fuente: Wikipedia) |